martes, 15 de septiembre de 2015

EFICIENCIA ENERGÉTICA EN ILUMINACIÓN

En esta ocasión vamos a valorar la eficiencia energética de los distintos tipos de iluminación.
En las lámparas de incandescencia, el rendimiento lumínico es de 10 lm/W (lúmenes por vatio). Las lámparas incandescentes halógenas tienen un rendimiento lumínico de 20 lm/W. La vida útil de este tipo de lámparas es de 1000 a 2000 horas. La eficiencia de las lámparas de incandescencia es la más baja ya que el 90% de las energía consumida se pierden en forma de calor.
Las lámparas de mercurio de alta presión alcanzan un rendimiento de 40 a 55 lm/W y su duración es de 15000 horas; se utilizan en la iluminación pública o de grandes espacios. Las lámparas de mercurio halogenadas incluyen un aditivo de halogenuro metálico que agrega más bandas de emisión, con lo cual su rendimiento lumínico alcanza los 80 lm/W; se usan para alumbrado interior o exterior de fachadas, monumentos, etc.
Las lámparas de sodio de alta presión alcanzan un rendimiento de 100 a 120 lm/W, con una vida de hasta 16000 horas. Se usan en alumbrado público.
Los tubos fluorescentes tienen un rendimiento de 60 a 80 lm/W, con una duración de 10000 horas. Son utilizados en iluminación interior.
Las bombillas de bajo consumo, propiamente denominadas compact fluorescent lamp (o CFL), tienen un rendimiento algo menor que el de un fluorescente clásico: 55 lm/W.
Los diodos emisores de luz (ledes) tienen rendimientos comunes de 55 lm/W en sus versiones más conocidas, pero en los últimos años este aspecto ha sido mejorado con creces (en especial tras el desarrollo de ledes de iluminación de color azul y blanco) y se comercializan con rendimiento de 90 lm/W (P7) e incluso 110 lm/W, consiguiendo así un nuevo motivo para abrirse paso en el mercado; comúnmente se usan en iluminación de interiores, lámparas de estudio, vitrinas, señalización de automóviles y en usos arquitecturales.
También es relevante la eficiencia en la absorción de colores por el ojo humano, pues el verde será absorbida en más de diez veces que el morado, pues la eficiencia de nuestros conos de color al absorber esas frecuencias es muy baja.
Existen diversas tecnologías de control de la iluminación: regulación de potencia, sensores de proximidad, combinación luz natural-luz artificial, doble iluminación e iluminación selectiva.

Por tanto, la eficiencia energética de cada sistema  marca la diferencia en cuanto a la potencia necesaria para iluminar. Esto lo observamos en la siguiente tabla de equivalencias.

Fuente: Wikipedia

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